Al Ton del Son

jueves, 3 de febrero de 2011

Verde Oliva.

-La puta madre!- exclamó mientras se agarraba la cabeza. Tirado sobre aquel ya gastado piso de madera, y con una mano todavia en la nunca, logró levantarse. Miró hacia abajo y se vió descalzo y sin pantalones. Llevaba puesto unicamente una horrible camisa con unos rombos rojos y negros que nunca le habia gustado, pero que siempre vestía. Notó también que sus manos estaban llenas de pintura, de un color verde oliva, color que nunca le había agradado en lo mas mínimo. Esto logró desorientarlo aún más ya que no recordaba haber estado pintando hacia poco, y mucho menos habia indicios en esa habitacion de estar siendo pintada.


-La puta madre!- gritó de nuevo, al pisar unos lentes pasados de moda bastante viejos ya, y que estaban tirados todavía sobre el piso. No recordaba nada, ni siquiera como es que había llegado hasta allí. Levantó los lentes por una de las patillas, intentó ponérselos pero ya estaban demasiado arruinados y no hubo caso.

Medio rengo por el vidrio que tenía clavado en uno de los dedos del pie izquierdo y con los lentes en el bolsillo de la camisa, caminó hasta dar con la cocina, en donde vió servido unas pastas, hechadas a perder, sobre la mesa. Siempre le habían causado acidés luego de comer y su olor le resultaba realmente muy desagradable. Esto tambien no hizo otra cosa mas que confundirlo aún más de lo que estaba (si es que esto era remotamente posible). Intentó recordar cuando es que habia preparado esa comida, pero fue inutil.

Tocó el chichon en la nuca, observó la camisa y sus manos, sintió los lentes contra su pecho y sintió el hedor a pasta rancia en el ambiente.

De repente la calma de su rostro cambió. Como un balde de agua fria, la tranquilidad que habia estado sintiendo desde que habia despertado se desvaneció en un instante, y comprendió por qué se habia desmayado de un golpe, comprendió por qué estaban esos lentes alli, por qué llevaba puesta esa camisa y por qué habia cocinado pastas 6 dias atrás...


-La puta madre- exclamó una vez más el hombre -No puedo olvidarla.