Match Point para la Originalidad. Estaba jugando un muy buen partido. Tenia un saque imbatible, un revés excelso, un slide único, un globo inalcanzable; en fin era una campeona nata. La Originalidad estaba jugando un partido inolvidable contra el Olvido. El Olvido, a diferencia de la Originalidad, no tenía ni un buen saque, ni un revés extraordinario, ni un slide estupendo y mucho menos un globo inalcanzable. Él era uno más del montón, pero sin embargo venía superando todas las etapas anteriores. Nadie recordaba muy bien cómo, pero el Olvido había podido ganarle a cada uno de sus oponentes, y aunque no era en nada competencia para la Originalidad, esa tarde, él se había propuesto ganar.
Cuando la Originalidad estaba por sacar, el Olvido se apuró a gritarle "¡Hey! ¡Originalidad! ¡Que seas siempre original, ya no es original!". La Originalidad se había quedado helada. Tenía razón! En su afán de ser original, se había vuelto repetitiva, y lo repetitivo no es original.
No podía ser. Para demostrarle al Olvido cuan errado se encontraba, comenzó a jugar mal. Erraba sus saques como nunca nadie lo había hecho. Su revés y su globo eran irrepetibles e inimaginables, ¡pero sólo que de horribles! Empezó a jugar con los ojos cerrados, después saltando en una pierna, jugaba en cuatro patas y ¡hasta de espalda!. El Olvido aprovechó la ridiculez de su competidor para dar vuelta el partido, y para finalmente ¡conseguir ganarlo!.
El Olvido triunfal recibió su medalla, pero ya nadie le prestaba atención. Todos miraban a la Originalidad, que corría hacia atrás con la medalla puesta como si fuera una vincha, moviendo los brazos como intentando volar. La Originalidad en su afán de mantenerse fiel a si misma se había vuelto totalmente loca, pero la gente la miraba como hipnotizada por tal espectáculo, y salió corriendo tras de ella, cuando abandonó la cancha por una de las puertas de emergencia. En el medio de la cancha, el Olvido miraba, y con la medalla todavía colgando de su cuello, atónita sin poder comprender qué acababa de suceder.
Esa tarde la Originalidad, que había perdido el partido, pasó a la historia; y el Olvido en cambio, bueno, en este momento... no recuerdo.