Mira hacia arriba, ve gaviotas, mira hacia abajo se rie de sus pies y aletea. Mira hacia un lado, la orilla del mar, precedida por una espesa capa de algas sobre la arena. Con un intenso olor a pescado, el cual se hace mucho más grafico al verse rodeado por miles de espinas y cabezas de los antes mencionados.
Lugar al que llega todos los años. Mismo lugar al que regresara seguramente el año siguiente.
Hora de consquistar.
Aletea nuevamente y brame. Aletea y brame. Su eco se hace presente en aquel lugar, pero no logra reconocerlo, ya que como él, hay miles y miles otros en la misma busqueda. Escucha como las gaviotas hacen publica su diversion al ver a tantos buscando lo mismo.
Aletea y brame, aletea y brame." Hay eco? Soy yo?" Pero miles de exclamaciones iguales a las de él se hicieronn presente. El pinguino mantiene su pareja toda su vida. A veces se separan por el cambio en las corrientes marinas, pero pueden volverse a juntar años despues reconociendose y efectuando una danza caracterisca por el suceso.
Aletea y brame, aletea y brame. Alguien responde a sus llamados. Lo más dificil ya está. Si los demás pudieron él tambien.
Una gaviota bajó a la orilla, quiso bajar, cerró sus alas y descansó. Cuando se avivo del tiempo que habia transcurrido mirando esa intrepretacion perfecta de desorientacion pura, algo surgió en ella.
El sólo hecho de abrir sus alas le dio vertigo.
Aleteó y bramó, aleteó y bramó. Pero la gaviota no sabia bailar.
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